Se Supone Que Una Web Es Una “Red” Para «Capturar Clientes» — Entonces ¿Por Qué La Mayoría De Los Negocios Online Tienen Una Red Rota?
Si tienes un negocio online en esta carta encontrarás tres datos que pueden ayudarte a diferenciarte, a arreglar las fugas de tu web y a dejar de tirar el dinero
De entrada te digo:
Aquí voy a hablarte de mis servicios.
Y de tres asuntos que hacen que la mayoría de las webs sean un colador por donde se escapan prospectos y ganancias.
De hecho, al terminar de leer la carta puede que vayas a ver los textos de tu negocio para comprobar si hay algún agujero.
Claro, podrás arreglarlo porque también te diré cómo hacerlo.
Sí, todo eso lo veremos en un minuto, pero antes tengo que contarte algo que también es importante:
Trabajo mejor con clientes que saben cómo escribo, que son suscriptores de mi boletín diario.
Por eso, si aún no eres suscriptor, te recomiendo te suscribas.
Ahora, para ver los tres asuntos que te ayudarán con tu web sigue leyendo:
Hola, mi nombre es César, soy copywriter y NO creo en “el poder de las palabras”, (al final de esta carta te explico el motivo).
Lo que sí creo es que…
La mayoría de las webs se esfuerzan mucho en ser una boca de riego bajo la lluvia… cuando deberían procurar ser el tío de los helados en la tarde más calurosa del verano
Pero claro, no me hagas mucho caso porque…
Lo que te digo no me lo ha contado ningún influencer y tampoco lo aprendí en ninguna formación piramidal.
¿Te parece extraño?
Te digo más, creo que:
- El marketing de contenidos es un gran incomprendido
- El email marketing es una cuestión que espanta (si lo lleva un pagafantas)
- El copywriting “amoroso” es infumable, poco rentable y soso
Y si eso te parece absurdo. Una herejía. O el fin del mundo. Puedes parar y regresar por donde has venido y todo bien.
Ahora, si quieres saber cómo va eso de…
Los tres asuntos que hacen que la mayoría de las webs tengan fugas y lo que puedes implementar en tu negocio para arreglarlo…
Es por aquí:
Asunto uno: el marketing de contenidos es un gran incomprendido
Con el tema del marketing de contenidos pasa algo curioso.
Dicen que cada día se publican más o menos cuatro millones de artículos.
¿Qué pasa con esos artículos?
Bueno, muchos sirven para engrosar las estadísticas.
Es que todas las empresas y emprendedores se subieron al vagón del blog y en el camino están:
- Consiguiendo algunas visitas que se van y… perdiendo dinero o…
- Publicando textos sin propósito que nadie leerá… y perdiendo dinero.
Y en resumidas cuentas:
Haciendo justo lo que hacía cierto pardillo con cierta guía del museo (eso es algo que tiene mucho que ver con las ventas online, en breve lo verás).
Lo que pasa es que creyeron en el mito ese de crear contenido porque sí.
La trampa de ser como esas webs donde la gente crea contenido por el placer de compartir:
Como la Wikipedia. Como en las redes sociales.
Pero tu empresa no es la Wikipedia.
Ni una red social. Ni la biblioteca pública.
Cada vez que alguien encuentra información valiosa en tu blog y luego se va pierdes un prospecto, dinero.
Fíjate.
Esto es algo que nunca me ha ocurrido en el mundo real pero en la web pasa mucho.
Digamos que tengo un dolor, no sé…
Pongamos que me duele el oído, las razones no vienen al caso.
Bien, entonces voy a la farmacia pero el farmaceuta, en lugar de venderme la medicina, se empeña en explicarme todo lo que sabe sobre el dolor de oídos.
- Las causas.
- Las consecuencias.
- Los tipos de dolores.
Y, aunque insista en decirle: “ey, yo vine a comprar medicina”.
El tipo sigue soltando datos. Hasta me regala unos folletos sobre:
Las enfermedades auditivas más comunes…
… y las siete tendencias de la medicina para oídos del año próximo.
Entonces, con el tímpano a punto de estallar, me voy corriendo a la farmacia de la otra calle donde me venden el remedio y yo feliz.
Vale, la mayoría de los blogs son como el pesado de la primera farmacia.
No se enteran de que a veces la gente no quiere información:
Quiere que le resuelvan un problema.
¿Lo qué se debe hacer?
- Crear contenido que informa, pero que no se corta un pelo en ofrecer la solución, alias vender.
- Y dejar de comportarse como un pagafantas, que es algo que te cuento en el:
Asunto dos: el email marketing es una cuestión que espanta (si lo lleva un pagafantas)
Mira, con esto del email marketing pasan muchas cosas extrañas.
Cosas que se pueden ver con aburrimiento o con… compasión.
O no sé.
Pero son cosas que, como humano con una cuenta de correo electrónico, también padeces cada día:
A diario vemos, incluso a empresas enormes, comportarse por email tal como se portaría un pagafantas.
De hecho, actúan justo como el pardillo que fui. Y si no me crees escucha:
Anaís era una chica muy guapa que trabajaba como guía en un museo.
Por varios fines de semana, aprovechando la excusa de los estudios, hice cola para entrar y escucharla.
Un día, al final del recorrido, se me acercó y me dijo:
“¿Te gusta tanto el arte que vienes cada vez?”
Le dije que sí, que me gustaba mucho el arte…
Mentira.
Pero me arriesgué y le pedí su número.
(Para que te hagas una idea: era el mundo antes del whatsapp).
Y comencé a escribirle, claro, como solo puede hacerlo un pardillo y justo como hacen los expertos:
Le enviaba mensajes con “dibujos bonitos” y frases cursis, ya sabes.
Así pasaron meses.
Yo solo enviaba mensajes cursis ocasionales que, obviamente, no me respondía.
Un día Anaís me dejó un SMS que recuerdo como si fuera mi número de identificación:
“Csar, ya no puedo recibir + tus msjs.
Ahora tngo novio y no quiero pretendients”…
Pum.
¿Por qué me pasó eso?
Por comportarme un poco como el tío de la farmacia que no se entera, ese del que te hablaba recién y…
… porque me movía tal como algunos mandadores profesionales de emails:
La cursilería me alejó del romance.
¿La moraleja?
Olvidarse de la cursilería.
Es que hay una mejor forma de trabajar el email marketing.
Y no va de enredar con estadísticas, como si fueran a salvar la especie.
Se trata de:
- Dejar de creer a pies juntillas las leyendas urbanas de la gente que hace software para enviar emails y claro, también…
- Aplicar algo que tiene mucho que ver con el:
Asunto tres: el copywriting “amoroso” es infumable, poco rentable y soso
Uno de los tipos que comenzó con todo esto decía: “el copywriting es venta”.
Aunque en algún punto se torcieron las cosas, tengo una teoría que explica esa cuestión, pero pasemos de la teoría.
Observa a un vendedor, a uno bueno.
No sé cómo serán los vendedores en tu pueblo.
Yo nunca en la vida he visto a un vendedor que se comporte como si fuera un personaje de Barrio Sésamo.
O, como la versión humana de los Osos Amorosos.
Te digo:
Si alguna vez un vendedor de puerta a puerta —mientras me habla de un filtro para el agua, de unas zumeras o de lo que sea— me suelta algo rollo:
“Este es el filtro para el agua de tus sueños”.
“Mi zumera te conquistará con su poder”.
“Con esta aspiradora contarás una historia emocionante”.
Pues… ¿Qué te digo?
Que me asusto, me asusto mucho y fijo doy un portazo y corro a esconderme.
Y ten en cuenta que soy un tipo educado que no da portazos ni sale corriendo a esconderse.
Claro, educado y valiente en condiciones normales. En condiciones nor-ma-les.
Porque, que alguien te suelte ese asunto “del poder y de los sueños” sin venir a cuento no es normal, es rarísimo, antinatural.
Te pone en alerta. Te hace anticipar la trampa.
Te hace querer tener algo a mano para defenderte, por si las cosas se ponen turbias.
Es que lo del “cariño” fingido tampoco es una cuestión, digamos: extraordinaria, remarcable, diferenciadora, en el buen sentido.
¿Extraordinario?…
Extraordinario es el vendedor que te presenta su producto sin fingir nada. Sin actuar como alguien que no es.
Hablamos de clientes potenciales, de gente normal, con problemas normales. No de los Teletubbies.
Es así, los únicos adultos que soltaban ese rollo del amor sí o sí eran:
Los hippies en los sesenta, pero eran hippies; no vendedores.
Y ten en cuenta que andaban hasta arriba de ácido.
Y claro, también los scammers de las pulseras que te “regalan” cosas y luego te asaltan, pero son precisamente scammers.
¿La solución?
Es tan sencilla que lo mismo te parece extraña:
Comportarse como una persona estable, con sus asuntos en orden que no necesita actuar como… bueno, ya sabes.
Claro, claro, detrás del tema hay tela.
¿Por qué?
Porque vender en pantalla es más difícil que vender en persona:
Las distracciones, la falta de contacto personal y demás.
Sin contar con que:
Es mil veces más sencillo cerrar una web todo-amor-toca-narices que cerrarle la puerta en la cara a un vendedor, por toca narices que sea…
¿Y ahora qué?
Verás, a estas alturas de la carta tienes tres consejos accionables que si los aplicas separarán a tu web de la web de tus competidores, por mucho.
Puedes decirle a alguien:
“Quiero tener en los textos de mi web todo lo que cuenta ese tipo”.
O puedes dejar que justo sea ese tipo el que se encargue, es sencillo:
- Me cuentas los detalles de tu proyecto,
- Reviso tu caso y
- En menos de 48 horas tendrás mi respuesta: (te diré si puedo aportar algo a tu proyecto o no).
Por cierto, aquí hay más datos:
¿Cuáles son las tarifas de tus servicios?
Al principio de esta carta te dije que no creo en el “poder de las palabras”. Te explico:
- Veneno
- Terremoto
- Granada
Se supone que debes ponerte en alerta. Que debes asustarte. Sentir miedo porque son “palabras peligrosas”. Ahora mira:
- Sofá
- Pantuflas
- Abrazo
Se supone que debes sentirte relajado. Mimado. A gusto.
Pero no, las cosas no funcionan así.
Este no es el negocio de las palabras sueltas. Es el negocio de los mensajes con propósito.
Por eso no voy a cobrarte por palabras sino por proyecto.
Cada proyecto es distinto.
Esto no es McDonald donde a todos le sirven la misma hamburguesa.
Eso sí, los textos luego resultan más gustosos que las patatas fritas del Burger y más saludables que las espinacas orgánicas. Pero:
Claro, a la gente acostumbrada al “fast food de los textos” les parecerá costoso.
Y me parece bien, este servicio es solo para los entendidos.
¿Cuáles son los beneficios de los servicios de copywriting que ofreces?
Con el copywriting de verdad es posible:
- Disolver la resistencia de precio. (Tus clientes querrán pagar lo que cobres por tus servicios o productos).
- Quitar del medio a los clientes-molestos-del-infierno. (Si alguna vez has tenido «clientes tóxicos» que te quitan tiempo y te roban energías, con esto filtras a toda a esa gente que no quieres).
- Potenciar más que los beneficios. (Si crees que solo los beneficios venden, espera a que descubras lo que cierto aspecto de tu negocio, producto o personalidad puede hacer por tus conversiones cuando se trabajan tal como hacía cierto consultor del marketing multimillonario que tenía miedo de viajar en avión. Es un asunto serio que no se ve en cualquier blog y que tiene mucho tirón).
- Encontrar tu «arma secreta». (Cada emprendedor, marca o producto tiene un elemento olvidado que, si se proyecta, puede mejorar la imagen que los clientes tienen de tu negocio. Todos tienen este elemento y es posible que también estés desaprovechando el tuyo).
- Apagar la endemoniada y aburrida voz del “narrador de infomercial” que hace que la gente se duerma, «te cambie de canal» y se vaya de tu web.
- Plantar semillas en la cabeza de tus potenciales clientes y regarlas con una sustancia que sirve de fertilizante. (Esto puede hacer que incluso un visitante casual de tu web se quede pensando todo el fin de semana en tu oferta… aunque vendas casetas para perros y el visitante casual no tenga mascotas ni intenciones de tenerlas).
- Evitar que tus potenciales clientes digan las dos palabras que cada día destruyen las conversiones de millones de webs. (Se trata de dos palabras que debes evitar sean pronunciadas o pensadas por tus clientes —por tus clientes, no por ti— porque una vez las pronuncian o las piensan estás muerto en sus cabezas, para siempre).
- Comunicar de forma clara, sin palabros raros, para que incluso el cliente con más prisas pueda entender de qué va tu negocio y evitar confusiones… aunque fabriques refacciones para los submarinos nucleares.
Sí, hay más ventajas que me voy dejando en el tintero. Ahora para tener todo eso lo primero es contactarme. Y me contactas por aquí: